domingo, 15 de marzo de 2009

THE VIBRAPHONIST

Opus nr. 9 in 3 movements




Film de Candelaria Saenz Valiente. Con Michał Pękała (vibrafonista) y Bodo (esquimal). Filmada en Warszawa, Polonia.

La idea del film nació cuando conocí a Miłosz (nombre que suena igual a "amor" en polaco). Fue en una función de Mitch & Mitch en Wrocław, Polonia. Lo ví en el camarín vestido con el mismo moño y frac que usó después en la filmación. De inmediato tuve ganas de asesinarlo. Fue la primera (y única) vez que tuve ese impulso; una sensación de placidez me sobrevino, algo así como ver una torta de merengue sobre una mesa y querer cortarla. O como cuando en el zoológico se le pega un puñetazo a un globo de helio con cara de mickey, a pesar de que la madre del niño ve venir el ataque y está decididamente en contra de la afrenta.
Un asesinato inofensivo, quizá unas leves puñaladas bajo el costillar. Verlo caer suavemente al piso gimiendo una sola vez, qué delicia. ¡Qué talento, qué gracia para recibir la navaja!
Imaginé que moriría como un budín. Así fue. No le indiqué cómo tenía que caer al piso en la filmación, pero lo hizo exactamente como lo había imaginado: cayó decoroso y sin chistar.
Bodo, el asesino de ojos esquimales, tampoco recibió indicaciones sobre cómo matar al vibrafonista. Observen sin embargo y, a pesar de no ser actor, con qué gracia y ganas le inserta el cuchillo. Incluso en una toma Bodo erró (o más bien atinó) hiriendo al otro cerca del ombligo. Mi boca se aguaba como la de Willem Dafoe en Nosferatu. Era un punto profundo del cual no salía ni se asomaba sangre, ni siquiera ruborizada estaba la carne. Era una perforación en la masa de un muñeco de cera. Un agujero en una galleta. Nos quedamos largo rato inclinados mirando el fenómeno hasta que Miłosz sintió pudor y tapó su panza.

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